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Fue un hermoso día de julio. Jen, de 70 años, decidió ir a la tumba de su esposo Frank, quien murió en un accidente hacía unos meses. Jen todavía no podía aceptar su pérdida, estaba inconsolable.
Cuando volvió a ir a la tumba de su marido, quedó aterrorizada. ¡Se dio cuenta de que su esposo tenía un secreto!
Un descubrimiento

Jen fue a la floristería y compró las flores más hermosas que pudo encontrar. A Frank le gustaban las hortensias rojas y amarillas, algo que solo ella sabía. Estas eran las flores favoritas de la madre de Frank.
A Frank no le gustaba hablar de su madre, por lo que estas flores simbolizaban la conexión que había entre ellos. Él hablaba de su madre únicamente con su esposa. ¡Solo Jen sabía cuánto significaban estas flores para él!
Jen fue al cementerio y se dirigió a la hermosa lápida debajo de la cual estaba enterrado su esposo. Muy pronto se enteraría de que toda su vida con Frank no fue lo que pensaba.
¿Quién pudo haberle llevado flores?
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La lápida de Frank ya tenía flores y Jen ni siquiera podía creer lo que veía. ¡Eran las flores que a él le gustaban! Asombrada, se sentó junto a la tumba a meditar.
Frank no tenía familia, sus padres murieron cuando él tenía cinco años. Luego se encerró en sí mismo y no quiso ser amigo de nadie. En su funeral, a excepción de su esposa, solo había tres personas, y todas eran trabajadores del cementerio. Entonces, ¿Quién podría comprarle estas flores?
Jen miró a su alrededor y notó algo extraño…
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